Por
segunda vez, ayudé con las clases de GED en sábado y domingo. La mayor
diferencia entre mi primera y mi segunda vez es que ahora, pienso que los
estudiantes están empezando a confiar en mí. Al principio, no me conocían y no
sabían que yo realmente quiero ayudarlos. Esta semana fue diferente; mis
estudiantes no tenían miedo de hacerme preguntas. Esto me hizo muy feliz porque
eso es exactamente lo que quiero hacer. Tengo muchas ganas de desarrollar
relaciones más fuertes con ellos.
El
problema que yo tenía ocurrió el domingo. Las clases de GED en los domingos se
hablan estrictamente en español. Tenía dificultades cuando traté explicar los
conceptos nuevos. No tenía las palabras específicas para comunicar con
eficacia. Le pregunté al instructor para ayudarme en varias ocasiones. No ser
capaz de decir lo que quiero decir me frustra mucho. Ahora, creo que entiendo cómo
los hispanohablantes se sienten cuando no pueden comunicarse con los
estadounidenses que solo hablan inglés. Sin duda, fue una experiencia de
aprendizaje. Todavía, mi meta es ser más cómodo hablando español y este
situación me está ayudando.
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